El músico argentino Ariel Rot iniciaba en febrero de 2000 en Vigo la gira de presentación de disco “Cenizas en el aire”, publicado bajo el sello DRO East West. Salas de Galicia eran las primeras plazas del año para un “torero” que llevaba ya más de dos décadas haciendo sonar sus canciones en radios y escenarios de toda índole.
Ariel ha saboreado la miel del éxito con Tequila y Los Rodríguez, también ha sufrido momentos menos dichosos, pero lejos de acomodarse en viejos laureles sigue en la búsqueda de nuevos sonidos, ritmos y sensaciones. A tenor del aforo completo que para ese concierto logró en “La Iguana”, a Rot todavía le queda mucha mecha por delante.
¿A qué se debe este inicio de gira en Galicia?
— Se armó así el calendario, simplemente. No es por ningún motivo en especial, pero resulta agradable empezar aquí. Sé que nos siguen desde hace tiempo, hay buen ambiente.
No es la primera vez que visitas Vigo. Diste al menos un par de conciertos con Los Rodríguez en el parque de Castrelos.
— Sí, es una buena coincidencia. Una señal... la señal gallega (sonríe).
"Componer una canción es encontrar algo puro, una idea, un sentimiento, un feeling"
Después de más de veinte años haciendo rock en español has tenido como público a varias generaciones. ¿Te influye de algún modo en la composición el hecho de que te siga gente tan variada?
— No, en absoluto. Aunque suene un poco a cliché, a la hora de componer, uno trata de descomprimirse, de olvidarse absolutamente de todo lo que te rodea. El objetivo siempre es encontrar algo puro, una idea, un sentimiento, un feeling, una palabra.
Que salga de dentro, y no de fuera.
— Uno no puede estar pendiente de cosas externas a la hora de componer. En esto no existen reglas, lo importante es ser fiel al propio instinto.
¿Qué significa "Cenizas en el aire"?
— Es el nombre de la canción más íntima del disco, y digo íntima, no intimista. El título me empezó a rondar al ver las fotos que ilustran el álbum, me parecieron como cenizas en el aire.
Una novedad que presenta este disco frente a trabajos tuyos anteriores es que, por vez primera, te encargas por completo del aspecto de la producción. Es una faceta que ya habías mostrado con otros artistas como Andrés Calamaro o Sergio Makaroff, pero algo inédito en tu propia música.
— En realidad trata de buscar lo mejor de cada persona en el momento preciso, como un director general. Recurrí a gente muy específica, como el bateria Pete Thomas (Attractions) o Joe Blaney a las mezclas. Yo era un poco el coordinador, aunque en el aspecto de audio siempre tuve ayudas.
En tus dos últimos discos te has rodeado de músicos muy creativos. ¿Cómo se combina el trabajo colectivo con tu propia música, el sello Ariel Rot?
— Por suerte me rodeé de gente en mi misma sintonía. Es fácil: nos ponemos a tocar las canciones, y si suenan bien no hace falta decir nada; si no, todo el mundo cuenta lo que le parece. Así hay canciones que surgen en una hora y otras en un día. Además, si yo llamo a Andy Chango es para que haga lo que quiera, no para tocar tal o cual parte. Es cuestión de trabajar con la gente adecuada. No creo en los músicos de estudio, sino en el talento personal.
¿Qué tiene el rock argentino que tanto triunfa aquí?
— No sé si se tratará de una coincidencia. Por España han pasado muchos músicos talentosos de Argentina que no han tenido repercusión. Depende de adónde dirijas los oídos, y parece que durante bastante tiempo los dirigieron más hacia Argentina que a otros países.
¿Ha cambiado mucho el rock en español desde 1977?
— A estas preguntas me da mucha pereza contestar... (lo piensa) Las cosas han cambiado un poco, pero aún se tiene que avivar más el fuego. La escena está algo adormecida, hacen falta buenos temas para levantar aquellas pasiones que vivimos en su momento.
Entrevista publicada originalmente en FARO DE VIGO el 18 de febrero de 2000