Manta Ray: “Quisimos reírnos del Apocalipsis”
Tensión y emoción. Claridad y oscuridad. Manta Ray ha sabido plasmar sensaciones opuestas en su último disco “Esperanza”, un álbum entre lo mejor de la música española en el año 2000. De gira por Galicia, el grupo interpretaba en directo sus nuevas canciones en ‘La Iguana Club’ de Vigo... un escenario que ya conocían bien:
— Lo recuerdo perfectamente. Fue uno de los primeros sitios donde se agotaron las entradas durante la presentación del disco anterior, “Pequeñas puertas que se abren, pequeñas puertas que se cierran” (1999). Fue un muy buen concierto, muy energético, recuerdo toda aquella gente alrededor nuestra, arriba, abajo y a los lados...
Quien habla es Nacho, bajista de Manta Ray. Conversó con FARO OCIO horas antes de su desplazamiento a tierras gallegas.
— ¿Veremos una actuación similar a aquella, o tal vez este álbum ha cambiado vuestra idea del directo?
—Será algo diferente. El concepto que manejamos ahora es más enérgico, más vital. Antes buscábamos crear unos ambientes a través de las canciones, lo que provocaba un directo etéreo, por decirlo así. Ahora nos interesa más la idea de rock, de energía, hacer la música de cara al público. Siempre que damos un concierto observamos la actitud del público y tratamos de darle la vuelta, de hacerles reaccionar. Nuestro objetivo es condicionar a los espectadores, no solo tocar y verles las caras.
— ¿A qué se debe ese cambio actitud sobre el escenario?
— No fue una decisión, sino fruto de la evolucion del grupo. Llevamos años experimentando con cajas de ritmos y samplers, y llegó la hora de anteponer el rock. No somos Medina Azahara, está claro, pero sí que tenemos ganas de manejar los instrumentos de un modo clásico, en el sentido de desprender una energía, una electricidad. Por otra parte nos sentimos más libres, ya que pasamos a ser sólo cuatro y eso nos facilitó el trabajo.
– ¿Cómo os ha afectado la marcha del guitarrista Nacho Vegas, ahora embarcado en una aventura en solitario?
— Afortunadamente, cuando decidió dejarlo todavía no había nada compuesto para el siguiente disco. Creo que se fue en el mejor momento. Él tiende a una línea más de cantautor, mientras que nosotros cuatro buscábamos otras fórmulas. Y tomamos un camino distinto sin dejar de ser Manta Ray. En el aspecto personal no hubo ningún problema, es más, en Gijón nos teloneó y hasta ha colaborado en el disco; en lo musical fue lo mejor que pudo pasar, pues gracias a su salida del grupo, los cuatro que quedamos nos acercamos los unos a los otros.
"En absoluto nos sentimos un grupo de culto; tampoco vamos a lo masivo"
— ¿A qué se debe el título de “Esperanza”? ¿Tal vez a que esperáis alcanzar por fin a un público masivo y dejar de ser un grupo minoritario, de culto?
— En absoluto nos consideramos un grupo minoritario o de culto; tampoco masivos. Somos conscientes de que el público español no acepta fácilmente este tipo de propuestas, y que Manta Ray resulta difícil de digerir entre tanto grupo chabacano y fascista. La industria musical hace grupos no creativos, fabrican gente joven para salir en los anuncios, apartándose de lo artístico, lo visceral. Sí esperamos que el nuevo disco funcione lo mejor posible en el mercado, pero lo del título tiene otro sentido, es algo más irónico. Con “Esperanza” nos quisimos reír de la idea del Apocalipsis que algunos quisieron vender con la llegada del año 2000.
— Desde finales de los 90 os habéis prodigado en actividades externas al grupo, como la gira conjunta con Corcobado y la grabación de “Score”, un directo que recrea bandas sonoras. ¿De qué modo os han influido esas colaboraciones?
— Tanto esos trabajos como la colaboración con Diabologum nos han influído de un modo no consciente. Quiero decir que Manta Ray sigue una línea, pero que inevitablemente se entrelaza con otras propuestas musicales. A mí me marcó bastante “Score”, el trabajo que hicimos para el Festival de Cine Independiente de Gijón. Hubo que escuchar muchos discos de John Barry, Morricone y tambien jazz, y todo eso, en cierto modo, se reflejó después.
— ¿Cuál es vuestro sistema de composición? ¿Es una tarea compartida, individual...?
— La base es tocar juntos en el local a partir de ideas preconcebidas. No hay un líder, alguien que componga para que los otros le acompañen. Al contrario, trabajamos mejor improvisando, descubriendo sonidos, acordes, ritmos, y creando la canción a partir de ellos. Hace tiempo que nadie llega al local con un tema ya acabado; en esencia lo que hacemos es recrear, soltarnos a partir de una inspiración. Como en el jazz, pero con limitaciones técnicas.
"Nos interesa más el rock, hacer música de cara al público"
— Aunque os consideráis un grupo de rock...
— Básicamente, un grupo de rock contemporáneo. Con ciertos matices, con ciertas influencias ajenas a la escena del rock, pero básicamente hacemos eso.
— El disco que habéis editado bajo el sello ‘AstroRecords’ incluye arreglos de la Orquesta Filarmónica de Asturias, entre otros músicos. ¿Cómo vais a plasmarlos en el directo?
— Bueno, la verdad es que toda la gente que colabora en el disco no cabe en ese pub (risas). Lo que hacemos es suplir su papel con energía y potencia. Nos hubiera gustado acompañamos de un pianista pero no había presupuesto, de todos modos es preferible ver en vivo cómo lo hacemos.
— Por último, ¿ya os habéis planteado qué sera lo próximo de Manta Ray?
— Hay varios proyectos, uno con un colectivo de DJs de Madrid, tambien se ha pensado en publicar una serie de EPs recreando películas, versiones de antiguos éxitos... Aunque por ahora estamos en plena gira, todavía nos queda el verano y sus festivales.
Así finalizó la conversación con el grupo español de rock más reconocido en Europa, tal y como confirmaron en su gira de 2000: Manta Ray, un lujo para los oídos que no deberías perder de vista.
Publicado originalmente en FARO DEL OCIO el viernes, 12 de mayo de 2000