PJ Harvey de estreno en Oporto

Apenas Internet informaba en el año 2000 de la presencia en Portugal de la célebre compositora e intérprete británica PJ Harvey el lunes 30 de octubre, invitada por la multinacional del ocio FNAC para el estreno de una tienda en el Edifício Palladium de Oporto. En la céntrica Rua Santa Catarina tenía previsto celebrarse un espectáculo gratuito con la artista inglesa como actuación estelar.

Nacida en octubre de 1969, Polly Jean Harvey –en España conocida más en circuitos indies que en el mainstream musical— cuenta con una inmensa legión de fans en todo el mundo. Dotada de un estilo único a nivel de voz, composición y puesta en escena, en el norte de Portugal ya había actuado dos años atrás, en 1998.

Un temporal de otoño se obligó a cambiar la sede de este concierto en Oporto por la del Teatro Rivoli; se redujo el aforo a 700 espectadores. Unos 3.000 jóvenes rodearon el recinto en busca de las preciadas entradas: hubo algún alboroto en cuanto apareció el cartel “lotaçao esgotada”. “Arremassaram lama contra os vidros do edifício, gritaram insultos. Un reforço policial acabou por intervir, mais nao se registaram incidentes”, describió la prensa local al día siguiente.

Teatro Municipal Rivoli de Porto, donde tuvo lugar el concierto. Foto de Tom Sparma

La actuación de PJ Harvey presentaba como aliciente la entonces inmediata salida al mercado de su quinto álbum, publicado por Island Records: “Stories from the city, stories from the sea”. Desde su debut “Dry” (1992), la artista inglesa recibió unánimes elogios de la crítica (‘Rolling Stone’ la eligió compositora del año), y desde entonces vende millones de copias.

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El concierto fue espectacular, no podía suceder de otro modo. Arrancó con el éxito “Rid of me” —de su elepé homónimo, el segundo— a solas con la guitarra eléctrica: como un resorte levantó al público de las butacas. Siguió con despliegue de medios la arrolladora “Good fortune”, de su reciente trabajo. Batería-bajo y dos guitarras marcaban la tónica del recial, cambiando a teclados o contrabajo en temas como “To Bring you my love” o “Dry”. PJ aprovechó el impacto musical que provocaba para disculparse por el súbito cambio de escenario y decir “obrigado”.

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Combinó temas nuevos y de los anteriores discos, más allá de los 50 minutos anunciados. “Sheela-na-gig”, uno de sus superéxitos, fue bailado por todo el público, incluidos trajeados directivos de FNAC. Torrencial, arrolladora y dramática, PJ cautivó con su enorme voz a quien la quisiera escuchar. Cantidad de kilowatios y decibelios correctísimamente llevados por técnicos locales ayudaban al disfrute de un gran espectáculo de rock, música y sentimiento.

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El público pedía más caña, que llegó con “Kamikaze” —un tema destinado a las listas—, o las composiciones de su anterior LP “Is This Desire?”, “Angelene”, “The Garden”... Polly rompió bailando y tocando maracas en “Down by the Water”, dando la máxima expresividad a los temas de “Stories from the City” —que advierten una vuelta a la sencillez a la par que guiños al pop.

Acabó, entre ovaciones, a capella con una canción de amor. Fue, en fin, una incontestable explicación de por qué se relaciona a PJ Harvey con artistas de renombre mundial como Patti Smith o Nick Cave.

La velada no teminó ahí, al menos para los 300 invitados a la fiesta de inauguración de FNAC, compañía francesa que dispone de 70 centros en Europa, Brasil y Taiwan. En la tienda (de discos, vídeos, libros, fotografía, hi-fi, informática y entradas a eventos) tuvo lugar la actuación del grupo Pink Martini.


Publicado originalmente en FARO del OCIO el 10 de noviembre de 2000