Christina Rosenvinge: pop intercontinental

“Continental 62” es un vuelo que conecta Newark (EE UU) con Madrid, y también el título del LP que en mayo de 2006 presentaba en vivo en ‘La Fábrica de Chocolate’ de Vigo la artista Christina Rosenvinge.

Hija de una familia de daneses afincada en España, en los años 80 descubre el pop frecuentando los primeros conciertos de la Movida. Aún adolescente forma el grupo mod Ella y los Neumáticos, con músicos que despuntarían con Décima Víctima, Ciudad Jardín o Gabinete Caligari. En 1981 se disuelven –solamente grabaron una maqueta– pero Christina emprende viaje hacia el éxito masivo.

Con Álex de la Nuez forman una banda de influencia francesa cuyos discos –“Álex y Christina” (1987) y “El ángel y el diablo” (1989)– y sobre todo una canción –“¡Chas!... y aparezco a tu lado”– les llevarían a la categoría de fenómeno social.

A partir de ahí, Rosenvinge había realizado una carrera personal con desigual repercusión: primero Christina y los Subterráneos graban “Que me parta un rayo” (1992) y “Mi pequeño animal” (1994); después, en solitario, edita “Cerrado” (1997) y “Flores raras” (1998), álbumes que la convierten en una figura de culto para la crítica y el público más orientado al rock independiente.

En 1999 Christina da un nuevo giro a su trayectoria: se traslada a Nueva York y trata de situarse en el panorama “indie” tocando en salas y festivales. Se codea con Sonic Youth y edita “Frozen Pool” (2001), primer disco de la trilogía que remata “Continental 62”. En medio está “Foreing Land” (2001), álbum en inglés que se publicó junto a una colección de imágenes del escritor Ray Loriga, entonces su pareja y padre de sus dos hijos. “Continental 62” sitúa a Rosenvinge en la escena del pop vanguardista, sin complejos ni pretensiones.


Iván Leis

Iván Leis

Eis algúns dos meus traballos -entrevistas, noticias, críticas e crónicas- como xornalista musical en Faro de Vigo (90’s, 2000’s, 10’s)